Mundo Lenguaje es una ventana abierta al diálogo entre los estudiantes de licenciatura de lengua castellana de la Universidad de Pamplona (Cread Chía).

En sus páginas encontraremos lecturas y diversas actividades provocadoras de reflexiones e inquietudes entorno al lenguaje en todas sus dimensiones: su relación con el pensamiento y la comunicación, en su contexto social, su estructura dialógica y su mundo fantástico de creación.



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jueves, 2 de junio de 2011

MOTIVACIÓN Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL



Tatik Carrión -Antonio Gómez
“La mejor forma de educar, es el ejemplo” dice por ahí un principio pedagógico.
La motivación tiene dos formas de presentación: una breve que se presenta mediante un texto, una expresión oral o un gesto; la segunda es mediante una actividad o un proceso en el que se desarrollan una serie de actividades que poco a poco van incentivando en el sujeto- objeto la activación de mecanismos mentales y corporales que le llevan a imitar al modelo en la realización y desarrollo del hábito que se pretende interiorizar en el educando.
La primera forma de motivación es pasajera y generalmente hay que repetirla cada que se repite el evento a realizar. La segunda, al interiorizarse el comportamiento logrado, tan solo requiere de un estímulo sutil o somero para realizar el evento. Aquella es común en la relación adulto- niño; es costumbre oír a la mamá insistirle al niño “haber papito, esta cucharadita, por el abuelito, esta por la abuelita, esta por la mamita” etc. En general, esta primera forma de motivación es útil con los infantes.
La segunda forma de motivación se logra igualmente con niños, pero es más necesaria en los jóvenes. Aunque es posible motivar a estos, con una frase, un reto por ejemplo, un premio, una buena nota, etc., también es cierto que para actividades de estudio o de comportamiento social es preciso el desarrollo de procesos un tanto dispendiosos pero igualmente enriquecedores y que van sembrando en la psiquis y el sistema cognitivo del joven una serie de elementos e ingredientes importantísimos en su formación integral; una actividad periodística, cultural, deportiva, etc.
Ya en los adultos, la motivación adquiere otras connotaciones. Generalmente el logro de resultados materiales es lo que motiva a una persona mayor a realizar un evento y por ahí se puede desarrollar el interés material que no siempre es sano. Sin embargo existen actividades en que el logro material no está presente, pero sí, la satisfacción de un deseo, como en el caso de las relaciones sentimentales e incluso sexuales.
Motivar, incentivar, seducir, conquistar, aleccionar, enamorar, retar, etc, son sinónimos que aunque con una muy mínima diferencia, recurren a argumentos sociolingüísticos, pragmáticos y culturales para dinamizar al individuo con miras al desarrollo de su entorno social y su individualidad.
Cuando las personas están motivadas a escribir, no sólo pueden descubrir grandes capacidades para la creación, sino también una forma de hacer catarsis e incluso, de hacer terapia individual para sacar lo que muchas veces nos guardamos por diferentes factores y situaciones.
La literatura es un híbrido logrado de las experiencias (realidad) y lo soñado (ficción), cuando un texto literario, logra condensar estas dos partes, hemos de alguna manera “intervenido” una historia. Al lograr “jugar” con estos elementos, por supuesto con un orden sintáctico, y una corcondancia gramatical, hemos transformado una realidad. (Mi realidad, la realidad del otro, la realidad de todos, eso depende de la temática del texto literario).
Vivimos en una naturaleza “cambiante” en constante movimiento, todo se mueve, todo cambia; por esto mismo y por unas necesidades sociales también llamadas “problemas”, estamos llamados a intervenir; tal vez por esto mismo es que existe “el estado” “los gobiernos” “los líderes” pero sobre todo “la imaginación” “los sueños” “la fe”. Todos hablamos de un “cambio” todo lo queremos cambiar, desde los muebles de nuestra casa, hasta la forma de gobierno, desde nuestras prendas de vestir, hasta nuestros hábitos, porque es de nuestra naturaleza luchar por un “algo” mejor.

Varios estudios han arrojado resultados positivos cuando el lenguaje (oral y escrito) ha servido de puente para tales iniciativas de transformación, por ejemplo, una población en condición de desplazamiento, que se invisibiliza por la vulnerabilidad con la que quedó después de la acción propia de marcharse de sus tierras, tiende a no comunicar, o a solamente hacerlo en su “territorio espacial” digamos, su nueva casa, albergue, entre otros. Y se dirige a sus pares, no a los desconocidos, pero cuando entran a una terapia de expresión por medio de la literatura, donde pude “esconderse” en algún personaje y narrar sus vivencias y experiencias, a todo dar se sienten libres, nadie los puede parar, incluso muchas veces se llevan su texto para la casa, para poder entrar en detalles de las acciones, de las circunstancias, de la descripción de los lugares, de los personajes, de ellos mismos, en una encrucijada, en una huida, en un enfrentamiento. Y entonces, después de su “historia de vida” pasamos a encontrarnos con la literatura, porque tenemos que de alguna manera hacer “catarsis” y la forma es cambiando también el final o el inicio o el nudo de la historia, ¿y si no fuera tan cruel? ¿y si, el sistema funciona?, y si, en ese momento llegara fulano y…están todas las posibilidades abiertas, es arte y el arte todo lo puede lograr, todo lo puede saldar, todo lo puede curar.
Pero busquemos las raíces del “cambio social”. Éste empezó a gestarse en los años 70. Debido a los desequilibrios sociales en todos los factores (económico, político, social, entre otros) se manifestó la necesidad de un cambio, primero a nivel individual y luego colectivo. Seguidamente nacieron propuestas de diferentes ciudadanos que creían que reformulando estructuras que mejoraran el progreso  innovando las viejas estrategias podría dar como resultado un impacto positivo en niños, jóvenes y adultos. ¿Y cómo se llegó? Por medio del lenguaje, por medio de la comunicación y todos sus canales. El primero en desarrollar una teoría que diera cuenta de estas necesidades y posibles estrategias fue Augusto Comte[1].
Por esto mismo hacemos un llamado a todos los docentes, profesionales de diferentes ramas y comunidad en general a ser capaces de dar ese salto al vacío como lo es la escritura y con la fuerza de la palabra empezar a cambiar los destinos de la humanidad.



[1] Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798 - † París, 5 de septiembre de 1857). Se le considera creador del positivismo y de la disciplina de la sociología.


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