Antonio Gómez
VIII Semestre
CUCUTEÑO: Un dia hermano me le pegué a un entierro que iba a pata pa´l cementerio central que queda muy cerca de mi casa paterna. Mi objetivo era conseguir un fémur que necesitaba para una obra de teatro que estábamos montando, “ESPERANDO A GODOT” y que yo me comprometí a llevar por vivir cerca del campo santo. Llegamos al cementerio y mientras los parroquianos y los dolientes enterraban su muertito yo deambulaba por entre todas las tumbas, echando ojo a ver donde encontraba el dichoso hueso. No fue difícil, en cualquier hueco de esos ví un bojote de huesos, metí la mano, los removí y encontré un fémur completo, lo jalé y ví que estaba completo; miré a un lado y otro y como me dí cuenta que nadie me miraba, me lo empretiné y haciéndome el loco salí por entre la gente, gané la calle y me fui para la casa. No podía caminar bien, me tocó endurecer la pata derecha y caminar como un cojo. Agarré por calles y callejones por donde nadie me conocía, pa´ que no me pillaran con el hueso. Llegué a la casa y como solo estaba mi mamá, entré haciéndome el loco pa´ que la vieja no se cabriara al verme cojeando. En cambio los toches perros se me acercaron y comenzaron a olerme por todas partes y los hijuemadres comenzaron a darle mueladas al hueso; me saqué el fémur y con el mismo hueso comencé a tirarles huesazos. Como en el patio de la casa, que era bastante grande estaban tandeados los tubos de la alcantarilla que estaban echando en la calle, puse la escalera, me trepé y en el tubo más alto lo escondí para que los perros no jodieran.
Me fui al baño, me empeloté y me bañé sobre todo el cuero sobre el que llevaba el hueso para la casa y me puse a hacer tareas. Empecé a sentir miedillo pues comencé a cabriarme que de pronto el muerto viniera en la noche a llevarse su hueso. Este miedillo aumentó y después de comer, cuando me fui a acostar, ya estaba cagado del susto. Cerré bien la puerta y la ventana y antes de acostarme miré bien debajo de la cama, no apagué la luz y cuando los toches perros comenzaron a ladrar me dije “el hijuemadre muerto vino por el hueso” ; me asomé por la ventana y no ví nada, todo estaba oscuro. Me volví a acostar y tan solo por allá como a las dos horas me quedé dormido. Entonces, a eso de la una y media de la madrugada un horroroso estruendo me dejó sentado con los pelos de punta y exclamé “jueputa!, el muerto vino por el hueso, no sea toche y ahora que hago?” .Me levanté lívido del hijuemadre susto, me asomé por la ventana; mi papá y mi mamá ya se habían levantado y habían prendido luces. Los toches perros estaban aullando metidos entre los tubos; salí al patio y mientras mi taita trataba de sacar los perros de entre los tubos yo echaba ojos a ver donde veía el hueso. No ví nada y me dije “sí el muerto se llevó el hueso”. Nos volvimos a acostar como a las cuatro; yo no pude dormir; a la hora me levanté y me puse a estudiar para el colegio. Al rato, se levantó mi papá, se bañó, desayunó y se fue a trabajar. Salí al patio y los toches perros se estaban comiendo el hueso; los espanté, agarré el hueso y lo guardé en mi pieza; fui y me bañé, desayuné y puse el hueso debajo del colchón de mi cama, después de envolverlo bien con muchos papeles de periódico, y me fui para el colegio. A las 2 de la tarde regresé del colegio, almorcé, hice la tareas, saqué el hueso bien envuelto, metí todo el envoltorio en una bolsa plástica grande y quitándome de encima a los toches perros, le pedí la bendición con un grito a mi mamá y me fuÍ rápido para la escuela de teatro.
PAISA: Una película de miedo?, a ver hombre….ah..ya!; vea hermano, cuando tenía como 24 años, me agarró la beba hombre y una mañana salí temprano bien bañadito, la caratula bien afeitada, la mejor hebra que tenía y me encontré con un bacán amigo mío que hace tiempo no veía y el bacán había sido llavería mia en el colegio, en el bachillerato hermano y que alegría hermano nos dimos un gran abrazo y hicimos un gran escándalo hablando ahí en la calle con el bacán y claro hermano que como estábamos junto a un paradito ah, pues nos empujamos un traguito de antioqueño y luego otro guarito y otro y otro, eh ave María y ese guaro nos comenzó a agarrar bacán, entonces el bacán me invitó a su casa dizque a desayunar, hermano y llegamos a la mansión del bacán, la jermu no estaba y este man saca una botella de ron mede medallo y me dijo que era el aperitivo del desayuno y nos empujamos el primero de roncito y a parlamentar con el bacán y después nos empujamos el otro y uno más, uy! papá y pusimos la vitrola de la tangola con el bacán del Gardel y el bacan Piassola hermano y me acordé de dos hembritas amigas mias, que están marcando vagancia y las llamé, les dije que tomaran un taxi y se vinieran de una; llegaron las bacanas hermano y armamos la bandola de la rumba con este par de hembritas y nos bajamos la primera de ron bacán y este man saca la segunda y nosotros con estas hembras dándole a la milonga, vueltas y revueltas, levantada de piernas, contorciones tangueras. Gardel, Lopera, Magaldy y Hugo del Carril nos arrebataban y nos bajamos la segunda y tercera botella de ron Medellín. Quedé exhausto, más borracho que el diablo dándole vueltas a la tierra, papá; uyyyyy y me acordé que la vieja me había mandado a buscar lo del desayuno y salí sin despedirme a la calle, eran como las 12 del dia un sol canicular hermano y aquel mundo empezó a darme vuelta y yo tratando de agárralo teniéndome de las paredes pa´no caerme, me pegué una vomitada horrible en una esquina, la gente protestó, alguien me dió una patada en el culo, caí de geta, no era capaz de levantarme y me quedé quieto. Empecé a dormirme hasta que sentí un lambetazo en la cara de una lengua babosa; abrí los ojos y veo una horrorosa cara de perro horripilante; me senté y quedé pegado a la pared, cagado del susto y sin saber cómo salir de esa situación. Se me pasó la pea, alguien llamó al perro y se fue. Me levanté trabajosamente y ya mas calmado y menos borracho, me orienté y tomé rumbo a mi casa y justo a las dos cuadras volví a la izquierda y me encontré frente a frente, nariz con nariz con mi fiera. Mi mujer, con la cara descompuesta, me agarró por el cuello y a grito entero me preguntó “malparido borracho, dónde estabas?”; se me heló la sangre y me desmayé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario